Cuando llegué el día 1 a la estación de Feve de León estaba asustada. No me faltaron las ganas de irme de allí y volver a Valladolid con mis amigos, pero mi orgullo me dijo "tú has querido venir, tú te quedas aquí hasta el día 14".
Como buena hormona con patas que soy, lo primero que hice fue poner el radar y fichar a todos los tíos de mi alrededor.
Cuál fue mi sorpresa cuando vi que allí estaba Nela, la directora de la resi de Segovia. Ya es casualidad... Menos mal que ella iba a hacer el curso de coordinador y yo el de monitor...
Ya en el tren, empecé a hacer amigos hablando con la chica que estaba sentada a mi lado. El viaje duró unos 45 minutos, pero se me hizo eterno...
Cuando llegamos a La Vecilla, nos bajamos todos y nos llevaron hasta el albergue. Por el camino conocí a otra chica y decidimos compartir litera, así que pasó a ser mi vecina de abajo (Ana). No fue difícil elegir habitación: fuimos detrás de Alberto, hasta ponernos en la cama de al lado... (sí, soy una hormona con patas, ¿y?).
Después de dejar las cosas y situarnos un poco, nos dividieron a los monitores y a los coordinadores y empezamos la tarea. Hicimos varios juegos de presentación para ir tomando contacto.
El primer día se pasó rapidísimo.
Al día siguiente parecía que nos conociéramos de toda la vida. Habíamos tomado conciencia de grupo (jajaja XD). Y todo gracias a Marcos, nuestro pedazo de coordinador.
Poco a poco fueron pasando los días, entre clases de legislación, sociología, socorrismo, psicología, educación para la salud, programación, educación ambiental, habilidades sociales, expresión corporal, dinámicas de grupos, campismo, música, plástica... (fijo que se me olvida alguna). Algunas más entretenidas que otras... Y algunos profesores mejores que otros... (mmm, como el de sociología y el de socorrismo...).
Y no puedo olvidarme de los coordinadores, que aunque sólo les veíamos en los descansos y en las comidas, también eran geniales (Alberto, Álvaro, Sergio... es coña, todos eran geniales). Nos enseñaron un montón de canciones, de juegos... Es una pena que no hayamos podido pasar más tiempo con ellos y conocerlos mejor...
En el descanso de por la tarde (de 18 a 18:30) organizaron unas fiestas: pregón, encierro (me cogieron las vaquillas...), charanga y baile. Fue original y divertido, nos lo pasamos todos muy bien.
Los domingos nos dejaban un poco mas de tiempo libre y bajábamos a comer al río, donde algunos valientes se atrevían a bañarse (yo soy una mariquita y no me atreví...).
Hay mil cosas más para contar, pero ya seguiré otro día que tengo que estudiar un ratito Derecho...
Como buena hormona con patas que soy, lo primero que hice fue poner el radar y fichar a todos los tíos de mi alrededor.
Cuál fue mi sorpresa cuando vi que allí estaba Nela, la directora de la resi de Segovia. Ya es casualidad... Menos mal que ella iba a hacer el curso de coordinador y yo el de monitor...
Ya en el tren, empecé a hacer amigos hablando con la chica que estaba sentada a mi lado. El viaje duró unos 45 minutos, pero se me hizo eterno...
Cuando llegamos a La Vecilla, nos bajamos todos y nos llevaron hasta el albergue. Por el camino conocí a otra chica y decidimos compartir litera, así que pasó a ser mi vecina de abajo (Ana). No fue difícil elegir habitación: fuimos detrás de Alberto, hasta ponernos en la cama de al lado... (sí, soy una hormona con patas, ¿y?).
Después de dejar las cosas y situarnos un poco, nos dividieron a los monitores y a los coordinadores y empezamos la tarea. Hicimos varios juegos de presentación para ir tomando contacto.
El primer día se pasó rapidísimo.
Al día siguiente parecía que nos conociéramos de toda la vida. Habíamos tomado conciencia de grupo (jajaja XD). Y todo gracias a Marcos, nuestro pedazo de coordinador.
Poco a poco fueron pasando los días, entre clases de legislación, sociología, socorrismo, psicología, educación para la salud, programación, educación ambiental, habilidades sociales, expresión corporal, dinámicas de grupos, campismo, música, plástica... (fijo que se me olvida alguna). Algunas más entretenidas que otras... Y algunos profesores mejores que otros... (mmm, como el de sociología y el de socorrismo...).
Y no puedo olvidarme de los coordinadores, que aunque sólo les veíamos en los descansos y en las comidas, también eran geniales (Alberto, Álvaro, Sergio... es coña, todos eran geniales). Nos enseñaron un montón de canciones, de juegos... Es una pena que no hayamos podido pasar más tiempo con ellos y conocerlos mejor...
En el descanso de por la tarde (de 18 a 18:30) organizaron unas fiestas: pregón, encierro (me cogieron las vaquillas...), charanga y baile. Fue original y divertido, nos lo pasamos todos muy bien.
Los domingos nos dejaban un poco mas de tiempo libre y bajábamos a comer al río, donde algunos valientes se atrevían a bañarse (yo soy una mariquita y no me atreví...).
Hay mil cosas más para contar, pero ya seguiré otro día que tengo que estudiar un ratito Derecho...
