Escapada de dos días a Suiza. Viaje corto, pero intenso. Una experiencia más para anotar a nuestro libro de viajes de este año.
Hemos pasado mucho frío, pero ha merecido la pena. Además, los cafés del Starbucks siempre ayudan a entrar en calor.
Madrugada en Clermont y viaje hacia Ginebra, con escala en Lyon. Después de dejar las cosas en el albergue, fuimos a ver Gèneve: la Catedral, el Ayuntamiento, el casco antiguo, la zona de tiendas, el Gran Teatro, el Muro de los Reformadores, el río Ródano y el lago (eso sí, sin el chorro de agua...)... y un café para entrar en calor. Despedimos el día con una gran nevada.
El domingo amaneció despejado, pero la ciudad entera estaba blanca.
Continuamos la visita con las Naciones Unidas, el Museo de Arte e Historia, el casco antiguo... Y nos despedimos de Ginebra con una panorámica de los Alpes nevados y del Mont Blanc. Eso sí, no podíamos irnos de Suiza sin comprar chocolate...
Y otras seis horas de viaje para volver a Clermont, aunque esta vez la escala en Lyon fue más entretenida gracias a la policía francesa... pero eso es otra historia.
Dos días en otro país (fuera de la UE), en otra ciudad, con otra moneda... Habría muchas más historias para contar, como la del Ice Tea de Cannabis... Pero eso será otro día.
Hemos pasado mucho frío, pero ha merecido la pena. Además, los cafés del Starbucks siempre ayudan a entrar en calor.
Madrugada en Clermont y viaje hacia Ginebra, con escala en Lyon. Después de dejar las cosas en el albergue, fuimos a ver Gèneve: la Catedral, el Ayuntamiento, el casco antiguo, la zona de tiendas, el Gran Teatro, el Muro de los Reformadores, el río Ródano y el lago (eso sí, sin el chorro de agua...)... y un café para entrar en calor. Despedimos el día con una gran nevada.
El domingo amaneció despejado, pero la ciudad entera estaba blanca.
Continuamos la visita con las Naciones Unidas, el Museo de Arte e Historia, el casco antiguo... Y nos despedimos de Ginebra con una panorámica de los Alpes nevados y del Mont Blanc. Eso sí, no podíamos irnos de Suiza sin comprar chocolate...
Y otras seis horas de viaje para volver a Clermont, aunque esta vez la escala en Lyon fue más entretenida gracias a la policía francesa... pero eso es otra historia.
Dos días en otro país (fuera de la UE), en otra ciudad, con otra moneda... Habría muchas más historias para contar, como la del Ice Tea de Cannabis... Pero eso será otro día.
Ah, y la próxima semana de vuelta a Lyon, a la fiesta de las luces.
